Un encuentro algo... molesto (Mitch)

Hacía unos días que había vuelto de mi viaje con Cam, había decidido volver de nuevo a L.A en vez de ir a N.Y, pero todos estaban bastante ocupados como para vernos, así que había ido sola al parque de diversiones, que para ser sincera, estando sola no era taan divertido, pero por lo menos me ayudaría a pasar la tarde. Decidí primero dedicarme a recorrer un poco el parque, antes de subir a alguna atracción, así que comencé a caminar sin un rumbo específico.

Paseaba por el centro aquella tarde, realmente aburrido, decidiendo por último ir al parque de atracciones solo. Todo estaba lleno, demasiada gente, nadie conocido, hasta que choqué contra alguien.
-Lo siento.

Entre toda la gente un chico rubio chocó conmigo, y enseguida comenzó a disculparse.
- Está b... - me interrumpí, ya que al mirarlo un poco más detenidamente, enseguida reconocí el atractivo y a su vez detestable rostro de Mitch. Mitch Hewer.
- Claro que lo sientes. - respondí, agresiva. - Solamente un idiota como tú se choca conmigo, justamente conmigo, habiendo un parque entero de gente con quien chocarse. - exclamé.

Observé a la persona con la que había chocado y enseguida reconocí aquellos ojos azules, los cuales se asemejaban al hielo, la miré con altivez y hablé con arrogancia.
-Desde ahora ya no lo siento, realmente no.-le dije mirándola.-Te recuerdo que tu también te chocaste conmigo y no es mi culpa si parece que me buscas para chocarte, sino andate con cuidado.

- ¿Perdón? La que venía caminando perfectamente era yo, en todo caso tú eres el que se chocó conmigo, en todo caso serás tú el que busca chocarse conmigo... Probablemente sea que me extrañes - comenté con desprecio.

-¿A ti o a tu increible e infinito ego?-le dije alzando una ceja ante su arrogancia.-Y perdoneme usted doña perfecta.

-Probablemente a ambos, es algo que... sencillamente no puedo despegar de mi. - sonreí, con malicia. - Así me gusta.- felicité, con efusividad.

A veces me preguntaba como alguien tan atractiva podía ser tan arrogante. Respiré antes de contestar.
-No soy ningún perro para que me felicites así.-le dije.-Y sinceramente creo que mi mundo esta mejor y en calma sin ti.

- Uy, lo siento si te molesté. - dije sentándome en un banco de por allí cerca. - ¿Ah si? - pregunté, mirándolo, con mis ojos brillando, aunque ni yo misma podía definir si era deseo o odio.

La miré aún de una forma fría.
-Sí, sin tu presencia mi vida era un mundo mejor.-le dije suspirando.

- Pues lo lamento, acabas de encontrarte con tu peor pesadilla. Aunque creo que hasta hace no mucho tiempo no era así. - comenté, deseosa de que recordara las noches juntos, jugar con los recuerdos de los demás era una habilidad particular que tenía, pero a veces en Mitch se me agotaban los recursos.

Una leve carcajada salió de entre mis labios.
-Apuesto a que no soy el único que se acuerda.-dije, si ella quería que callese en su juego ella caería conmigo.

- Mmm... puede que no, pero reside una pequeña diferencia, tu lo extrañas y a mi me da igual. - respondí.

Me reí.
-No, pobrecita, que equivocada estas, ¿de verdad piensas que puedo extrañarte?-le dije con fingida pena mientras me mofaba.-Aprende a ver la diferencia, lo único diferente entre tu y yo es que a ti te da igual o eso intentas hacerme creer, si realmente te diese igual no te pasaría la vida recordandomelo, ¿tanto me echas de menos?, mientras que yo me arrepiento. Esa es la verdadera diferencia.

Alcé una ceja mirándolo.
- Pues, si tú no me extrañaras, ya estarías bastante lejos de aquí, pero por lo que veo sigues aquí. Y bien sabes que no me importa, a esta altura del partido deberías de saber que adoro jugar con los recuerdos y sentimientos de los demás. - dije, con una sonrisa maliciosa de oreja a oreja.

-Precisamente por eso me quedo, para seguirttu divertido juego, te hago pensar que aún me importas. Es divertido.-dije encogiéndome de hombros.

- No intentes jugar a mi juegoo conmigo Mitch, sabes bien que estás jugando con fuego y la verdad, me daría lástima que te quemes...- dije mirándolo con lástima.

- Mmm... parece que por fin aprendiste la lección. - reí - Si no piensas perder... entonces juguemos a otra cosa, dado que esto se va a poner aburrido. Si te atreves, claro. - comenté, riendo con sorna.

-Como dije no tengo miedo.-le dije seguro de mi mismo.

- Pues entonces... tu dirás, "niño atrevido" - propuse.

La miré fulminante, de niño tenía poco.
-La que quería cambiar de juego eras tu, no yo.

- Esa mirada no me gusto para nada...- dije, con voz cantarina. - Recuerda con quien estas hablando, chico ego - dije haciendo énfasis en lo ultimo. - Pues bien... - dije, sin dejarme vencer. - Quiero ver que tan bien juegas tú. Si quieres te puedo dar algo de ventaja... aún no eres superior a mi, cariño. - sentencié.

Enarqué una ceja.
-Me da igual si no te gusto, simplemente te la merecías.-le dije.-Precisamente por que lo recuerdo es que me comporto así.-le espeté.-No necesito ninguna ventaja, cariño.-le dije resaltando esto último.

- Conque me la merezco, ¿huh? - pregunté. -Claro que es porque recuerdas con quien hablas que necesitas defenderte, es obvio que con cualquier otra persona, eres un chico tierno, simpático, como lo fuiste conmigo cuando nos conocimos... Pero la verdad es otra. Creíste que yo era débil, aunque te equivocaste bastante. - dije, acercándome a él. No precisaba un escándalo en el medio del parque. - Si no quieres ventajas, bien por tí. Juguemos. - concedí.

-Si, siempre fuiste el lobo disfrazado de cordero. -admití con sinceridad.-Pero no solo yo fui tierno.-le dije onservándola.

- Claro que no... Suelo actuar como una buena persona, sino me tendrían que echar del planeta, probablemente - concedí, riendo. - Y por lo visto soy buena, sino, no hubieses caido en mis redes. - sentencié, maliciosa.

- No es una pena, sin chicas malas, la vida no es interesante. - comenté. - Mmmmm... - dije, dubitativa. - Creo que si, muchas cosas. - admití. - Creo que la Megan Fox que conoces ahora, es todo por obra y gracia tuya... - espeté. - Tú sabrás porqué. - dije, con un dejo de rabia en mi voz.

Me reí.
-¿Entonces antes de conocerme eras peor que ahora?-bufé.