Habitación 335 (Cam & Sel) 18+

Una vez pedida la habitación nos dieron las llaves. Nos dirigimos a ella y una vez dentro me quedé pasmado, era bastante bonita. Pasé y dejé las maletas en el suelo. Sonreí ampliamente y miré todo alrededor. -Wow... es...-. Me quedé callado y reí. Abracé a Selena por la cintura y la besé suavemente.

Abracé su cintura fuertemente, pero sin lastimarla y la alcé en brazos. Estaba feliz de estar con ella y sinceramente no quería que aquello acabase. Continué besandola mientras volvia a dejarla en el suelo y acaricié su pelo con dulzura. La miré poco después. -¿Estás contenta de que esté aquí contigo?-. Pregunté.

-Por supuesto... si no no abría venido-. Murmuré besando la punta de su nariz con amor mientras acariciaba su pelo con suavidad.

La miré divertido y asentí con la cabeza. -Buena elección-. Murmuré mientras daba suaves besos en su cuello.

La besé de igual forma, haciendo el beso más intenso a medida que desabotonaba mi camisa. Acaricié su nuca y su mejilla con las llemas de mis dedos y mordí su labio inferior con dulzura.

No podía evitar sentir que cada vez la quería más, callendo en la cuenta de que con anterioridad casi la llegué a odiar. Ahí si que estaba ciego. Comencé a subir su camiseta con lentitud, para poco después sacarsela por sobre la cabeza, dejandola caer al suelo. Volví a abrazarla con dulzura, acariciando su espalda con lentitud.

Continué besandola, describiendo leves figuras con mis dedos sobre su espalda, en forma de caricias. La sentía como si fuera la cosa más delicada del planeta, y tenía miedo a romperla si hacía un movimiento brusco. La rodeé de nuevo en un abrazo y bajé mis besos hacia su cuello, nuevamente, intercalandolos con leves mordiscos.

Entre besos logré escuchar algo que no me esperaba. La miré a los ojos con dulzura y besé sus labios suavemente. -¿Estás segura?-. Pregunté después, no quería que se precipitara... solo queria que estubiese completamente segura de lo que iba a hacer.

Sonreí mirandola y sin decir nada continue besandola, con más pasión que antes, si cabía decirlo. Bajé mis manos a los botones de su pantalón y comencé a desabrocharlos con suavidad, mientras la hacía caminar hacia atrás. La tumbé con suavidad sobre la cama y fui bajando mis besos por su cuello, su pecho y su vientre, para luego volver a subir hasta llegar de nuevo a los labios.